¿Por qué, a veces, nuestras propias selfies no se parecen a nosotros?
Ese defecto que tanto nos molesta a la hora de sacarnos una selfie no es el culpable, es nuestro cerebro.
¿Cuántas veces nos sacamos docenas de selfies hasta encontrar una que realmente nos gusta? ¿Ya te pasó que comparas lo que ves en el espejo con lo de la cámara y no entiendes por qué parecen tan diferentes las imágenes?
Relájate, al fin, esto es normal, a todos ya nos pasó un día. La buena noticia es que el problema no está en tu rostro, pero si en el funcionamiento de tu cerebro.
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Todo empieza con una idea muy básica: casi nunca una foto es hecha de la misma perspectiva de la imagen del espejo, o sea, el ángulo diferente ya causa alguna extrañeza.
A partir de esto entramos en la cuestión del celular. Si estás utilizando una aplicación que invierte la imagen horizontalmente, la diferencia es todavía más grande. Es cuando el cerebro dice: “Ups, ¿quién es este?”
La asimetría es la culpable de las selfies raras
Básicamente, lo que pasa es que en una selfie lo que vemos es una especie de reorganización de nuestro rostro. Expertos que somos en el reconocimiento de nuestros rasgos, es raro ver cualquier cambio de perspectiva o alineamiento. Si tenemos en cuenta que nuestros rostros son bastante asimétricos, todo se agrava.
Cuando un ángulo que no es común revela partes de nuestra cara cambiadas o desalineadas, somos desafiados a naturalizar esta asimetría que, sin embargo sutil, es determinante para nuestro reconocimiento. ¿Lo dudas? Entonces mira la nota de BuzzFeed con fotos de famosos como Neymar, simulando cómo serían sus rostros si fueran simétricos.
¿No dicen que tener una cara simétrica es un factor determinante para la belleza? ¿O te parece que no? Por esto mismo, relájate y disfruta de tu selfie sin neurosis